Las razas autóctonas de ganado, por su relación histórica con las comunidades rurales y con el medio natural, ofrecen importantes aportaciones socioeconómicas, ambientales y culturales..

Algunas de ellas se perciben con facilidad, como las carnes o los quesos de calidad que producen, y otras son más sutiles, pero no menos importantes, como su perfecta adaptación al aprovechamiento de los recursos locales, la reducción de los costes de producción, la conservación del paisaje o la prevención de incendios forestales.

SOCIOECONÓMICAS

Ofrecen producciones de calidad y singulares, que facilitan su comercialización y la creación de nuevas explotaciones ganaderas y empresas de transformación.

Aprovechan los recursos naturales locales de forma eficiente y sostenible, reduciendo los costes de producción y la dependencia de alimentos externos, favoreciendo la seguridad alimentaria y el mantenimiento de la población rural, en el contexto del Pacto Verde Europeo.

Posibilitan las cadenas cortas de comercialización, en estrategias como la llamada “De la granja a la mesa”, de la Unión Europea, y los sistemas de economía circular, especialmente en la relación entre actividad ganadera y agrícola.

Aportan identidad y singularidad territorial, y crean lazos emocionales entre personas y territorios, que se mantienen productivos y no degradados, sobreexplotados o sin actividad agraria.

Mantienen actividades estacionales, como ferias ganaderas, celebraciones o movimientos de ganado, que tienen un papel muy importante en la cohesión social y el desarrollo rural.

El atractivo de razas y paisajes ganaderos, y la calidad y singularidad de sus productos, posibilitan la creación de actividades turísticas que pueden aumentar los ingresos económicos de explotaciones, empresas de transformación o de servicios.

• Pacto Verde Europeo
• De la Granja a la Mesa
• Economía Circular

Algunos ejemplos: PRODUCTOS Y ACTIVIDADES

Las razas autóctonas de Castilla y León ofrecen exquisitos productos de calidad, como la carne, los lácteos y los huevos, y materias primas como la lana o las plumas para elaborar moscas para la pesca de la trucha. Algunos de ellos están diferenciados con figuras de calidad, tal que la Identificación Geográfica Protegida Carne de Ávila y de Salamanca o el lechazo de Castilla y León, y también la Denominación de Origen Queso Zamorano, además de la marca 100 % Raza Autóctona.

A lo largo del año y en diferentes localidades de Castilla y León se celebran ferias ganaderas, mercados y jornadas donde se puede disfrutar de la belleza de las diferentes razas autóctonas, degustar sus productos y adquirir artesanía local, en un ambiente con gran valor cultural y social.

Además, algunas explotaciones ganaderas ofertan interesantes actividades turísticas alrededor de la gestión y el manejo de sus animales. Son una oportunidad magnífica para disfrutar y conocer la combinación de naturaleza y cultura en movimiento que caracteriza a las razas locales.

AMBIENTALES

Contribuyen a la conservación de paisajes culturales apreciados, como pastizales de montaña o bosques adehesados, que sin la presencia de ganadería extensiva terminan reduciendo su belleza y su calidad ambiental.

Favorecen la riqueza de plantas y animales silvestres, pues el pastoreo diversifica las formaciones de matorral y forestales, abre claros en la vegetación, dispersa semillas y fertiliza los suelos, jugando un papel semejante al ejercido por los grandes herbívoros silvestres que habitaban estas tierras en el pasado.

Previenen los incendios forestales, y combaten la erosión y la desertización del territorio, reduciendo el volumen de vegetación seca, creando cortafuegos naturales y manteniendo pastizales permanentes que tienen menor capacidad de combustión que los matorrales y bosques.

La ganadería extensiva con razas autóctonas, por su eficaz aprovechamiento de los recursos naturales, tiene una elevada resistencia a los cambios en el medio físico y además un impacto ambiental y una contribución al cambio climático mucho menor que la ganadería intensiva, favoreciendo la salud global.

Además, pueden facilitar la gestión de espacios naturales y especies protegidas a través de programas de manejo de la vegetación con la ganadería, por ejemplo, trabajando de manera coordinada entre ganaderos y técnicos.

Algunos ejemplos: BOSQUES ADEHESADOS Y SETOS ARBOLADOS

Los llamados sistemas silvopastorales son una de las joyas de los ecosistemas españoles, pues mantienen una elevada biodiversidad produciendo alimentos y materias primas de gran calidad, gracias al manejo cultural del arbolado y al aprovechamiento de los pastizales por parte del ganado. Así, generan leña, madera, corcho, mimbre, bellotas, castañas, carne, leche, lana y miel, a través de un uso integral y complementario del territorio, conservando además algunas de especies silvestres más emblemáticas, como el lince ibérico, el buitre negro, la cigüeña negra, el águila imperial o el pico dorsiblanco.

CULTURALES

Las razas autóctonas de ganado, por estar unidas a antiguos sistemas agrarios, concentran un importante patrimonio cultural que nos permite viajar a las raíces de las que procedemos todos, ayudando a percibir nuestro pasado. Además, ofrecen lecciones prácticas de historia, geografía y ecología humana, que nos ayudan a hacer más comprensible y tener una relación más cercana con el territorio.

Conservan un valioso patrimonio ganadero, que muestra una gran diversidad a lo largo de Castilla y León, desde las montañas a las llanuras, con un amplio catálogo de vías pecuarias, construcciones, cerramientos o elementos etnográficos. En muchos casos todavía en uso y en otros restaurados o expuestos en museos y centros de interpretación.

Mantienen un enorme y amenazado legado cultural inmaterial, como topónimos, denominaciones, conocimientos, trabajos, canciones o cuentos, que son el mejor reflejo de la relación de las personas con los animales y la tierra: manuales de gestión no escritos que se han ido ampliando a lo largo del tiempo.

Algunos ejemplos: PATRIMONIO TRASHUMANTE

Un extenso entramado de vías pecuarias une las montañas y las llanuras de Castilla y León. Algunas de ellas se incluyen en la red de cañadas reales de largo recorrido, que enlazan los puertos estivales del Norte de León o de las Tierras Altas de Soria con las fincas de invernada de Extremadura y Castilla-La Mancha, en uso desde hace casi mil años y, lógicamente, de gran valor histórico. Otras conectan puntos más cercanos, como los pastos serranos con las llanuras más cercanas. Todas ellas congregan un patrimonio valioso, constituido por los propios caminos, de diferentes anchuras y superficies, y por puentes, abrevaderos, chozos y corrales, encerraderos o ranchos de esquileo, además de viviendas y edificios religiosos. También por el patrimonio inmaterial, como topónimos, conocimientos o folklore.

Una gran cantidad de recursos patrimoniales con un enorme potencial educativo, turístico y socioeconómico que se debería potenciar, considerando que España destaca en el contexto europeo por su importante red de vías de comunicación unidas a la actividad trashumante.